Tuesday, November 28, 2006

Réquiem por SEGA
Por Mauricio Riveros

1991- después de un entrenamiento, algunos años atrás en el mundo de las consolas, una nueva generación que duplicaba la capacidad de los sistemas vigentes, Master System, Nes y el piratisímo Family, aterrizaba en Colombia, Sega nació para mí.

Un Atari 2600 (que aún conservo) y un Nintendo Nes, reposaban cerca del televisor de la sala y me hacían enviciar salvajemente dándole al al Bobby Going Home y al Bermuda para 2600, y al Kun Fu, Mario Bros, Metal Gear y Double Dragon para la Nes. En ese entonces, en una tienda de barrio, un ingeniero o técnico electrónico parió una mutante arcade de botones tricolor y que por dentro tenia nada más y nada menos que un SEGA GENESIS, si en Mayúsculas y con reverencias.

Esta maquina, no el arcade sino la Genesis que llevaba en sus entrañas, definitivamente, era una maravilla de la tecnología. Un diseño robusto y ambicioso vestido de negro elegante, con una pequeña aplicación roja y un led del mismo color, dos puertos para los controles, en los cuales puedo dar fe de que funcionaban los sticks de la 2600, una ranura para insertar los cartuchos y un letrero en relieve, gris plata, que decía 16 bit.

Pues sí, volviendo al tema del arcade, (que ya entrados en confianza llamaré maquinita), era una putería, con una moneda de 20 pesos, podía jugar por un minuto y medio las apasionantes aventuras de Sonic, con unos gráficos llenos de color, con excelentes animaciones y, la posibilidad de ir hacia atrás en la pantalla, cosa que hacía que me llenara de codicia y deseará la consola y, con el perdón de Mario, los hermanos Billy y Jimmy, Bobby y el “kunfuteca” Thomas y su novia Sylvia, el manejo del fantástico y querendón erizo azul.

No fue poco lo que hice para obtener la consola, sumergirme en la ñoñez del colegio, ayudar en mi casa, no pelear con mi hermana y otras cosillas que suelen pedir los padres para darle gusto a los hijos, gusto que no comprendían, sobre todo cuando yo tenía ya en mi casa un par de consolas. Sin embargo les contaba del doble de su potencia, de sus gráficos, de mi delirante debut en la maquinita del barrio con el erizo y al final, en diciembre, accedieron a mi pedido y “la negrita” llego a mis manos, San Andresito fue el lugar de la compra, el paquete que compré, o mejor mi padre y mi madre me compraron, era del putas; una consola, dos mandos y el cartucho de… ¿adivinan? Por supuesto Sonic. Realmente no fue por que mis padres me parar bolas con la lora que yo daba, realmente fue por el juego lo regalaban con la consola, sin embargo es el regalo que más recuerdo con alegría, de toda mi infancia.

De hay en adelante todo fue la locura, a pesar de que el Super Nintendo llegó con furia al mercado nacional y se masificó diez veces más rápido que la Genesis, poco me importo, después de culminar las aventuras del erizo, en la ciudad de Tocaima, en unas templadas vacaciones familiares, mi codicia siguió en aumento. Ecco the Dolphin, Street Figther, Mortal Kombat, Mortal Kombat II, fueron mis siguientes títulos, al igual que los apéndices, Game Genie (un cartucho que permitía engañar los juegos para obtener vida infinita y otros trucos) y la Menacer: un arma con un diseño soberbio que compré en un pack con Terminador 2 y que permitía dispararle a la pantalla.

Contrariamente a lo que pensé, mis padres no me retiraron el patrocinio. Es más, convencí a mi madre para que me comprara un Super Nintendo, aunque mi colección de cartuchos y accesorios se vio truncada, cuando Betatonio llegó a nuestras vidas y empezó en forma el alquiler. Poco después SEGA lanzó al mercado su unidad de CD, un lujo que otra vez mi padre me patrocinó, esta vez directamente en el almacén de Sega una tienda que me dolió en alma cuando se fue de Bogotá.

(Continua....)

Monday, November 27, 2006

Y aquí vamos de nuevo….

Los bits y los bytes danzaban sin parar dentro de los cuarenta gigas del disco duro de una notebook. Nombres, secretos, personalidades políticas y públicas, codificadas en código binario eran evidencia digital de que en la nación del sagrado corazón y del divino niño, había algo podrido, muy podrido. Sin embargo, y lo más preocupante, es que esta situación no era sorprendente, es más era algo cotidiano.
Páginas de periódicos, revistas, blogs y websites, mostraron la noticia como el gran descubrimiento, ¡los paras están en la política! ... que fuerte ¿o no?.

Independencia, fue el grito que saturó las gargantas de los padres de la patria, por allá en la época de la "independencia", grito soberbio que los librillos de historia de primaria prensaron, prensan y prensarán llenándolos de arrodilladas reverencias al hecho, para que desde infantes, nuestra ignorancia crezca y lo peor se sustente bajo la mentira de que somos un pueblo libre.

Ni libres, ni libertarios, ni nada. El sueño Bolivariano es ahora la pesadilla tercermundista, en la que vivimos y nos mantenemos, esa que no cuentan los librillos de historia ni la parla romántica de los abuelos. ¿Independientes de qué?, ¿de credo?, ¿de idioma?, ¿de sistema político?... seguimos siendo esclavos, solo que de nosotros mismos, a lo que tenemos que sumarle que nos hemos convertido en una nación sumisa hacía el norte y el occidente y ahora buscamos hacer lo mismo con el oriente y hasta con el sur.

Pero desde Bolívar, “El Frustrado”, todos los padres de la patria han sabido aprender al pie de la letra la lección: Corrupción e incompetencia cubiertas por el antifaz del heroísmo. ¿Y las audiencias qué? La mayoría, como borregos, crédulos e impávidos, cambian su atención cuando se les pone un partidito de fútbol o nalguitas y tetícas y, los pocos que se cuestionan, de diestra a zurda sin importar, o se fumigan o se censuran. Al final, todo igual.

¿Y los medios y su función informativa qué? Divididos, en su mayoría, en dos grandes tendencias, la primera: la mediocridad. Reciclar y volver a decir lo que se ha dicho en cables y confundir la reportería con la entrevista. Y sí, así son, o mejor, somos, la prensa del clic. Clic en la grabadora y lista la nota, clic en el website y ya está publicada. ¿y el contexto?.. ja ja ja ja ¿Qué es eso? Dirían muchos colegas, el periodismo investigativo en Colombia, se destaca más por suerte de encontrarse con la chiva que con el verdadero ejercicio de meter el dedo en la llaga.

La otra tendencia es más terrible, más tirana, más absurda. Es aquella dónde manoseamos la información, donde un editor le corta las alas a los pocos que se atreven a sacarlas, donde se confunde a las audiencias, donde se manipula, donde se esconden las noticias, donde el periodista deja de ser un noble artesano para convertirse en una puta de la información, un puta exigente y manipuladora, que no se conforma con trasgredir todo lo que toca sino, que la mayoría de las veces, lo hace de una manera anónima.

La noticia es una, el problema es que ya no es noticia, para nadie, medianamente astuto y suspicaz, era un secreto que parte del congreso y la empresa privada estaban y están salpicados con el para-militarismo. ¿Qué se puede analizar de un cubrimiento de medios?, en mi caso, poco más a lo que ya he dicho, que la web editorializa más y que es más inmediata, pero poco contexto y poco seguimiento en ambos casos.

¿Y de la noticia que? Que los paramilitares están metidos en todo, como en otrora lo hizo el narcotráfico y la guerrilla, mientras tanto los staff de investigación sacan enormes titulares y entradillas creativas contándonos sus descubrimientos con un tono onomatopéyico, ¡! ¡! ¡! Extra ¡! ¡! ¡! , boom, el otro 8000, todo igual, del título al final del artículo, opinión por encima de información, especulación y lo peor… un aire de sobrades donde se jactan de su descubrimiento informativo, descubrimiento igual de chimbo, como el de Bolívar con su independencia.